Este fin de semana he estado en Madrid. Para mayor comodidad, el viaje ha sido en tren, saliendo el sábado a las 8 de la mañana. A esas horas vosotros no se lo que soléis hacer, pero a mí lo que me apetece es echar un sueñecito hasta atocha, que los asientos reclinables del AVE son una gozada.
Pues no, una panda de paletos profundos, mal educados y sordos han decidido joderme el viaje GRITANDO (que no tiene nada que ver con hablar).
A ver, cuando te montas en el tren te piden respeto al resto de viajeros, que bajes el móvil y que para hablar te vayas a la cafetería o a las plataformas del tren. Pues no, estos tontos de las pelotas (7 tíos y una tía) se han pasado una hora y media gritando.
AL principio me propuse no cabrearme, pero a los 15 minutos de gritos (y no digo que hablaran alto, es que gritaban como cerdos en matanza) me levanté y les pedí muy educadamente que bajaran el volumen. Tardaron como 3 minutos en seguir gritando.
Vamos allá: me cago en toda la gente maleducada que confunde libertad con libertinaje, que no entiende o no quiere entender que la libertad de uno acaba donde empieza la de los demás, que las 8 de la mañana de un sábado es buena hora para echarse un sueñecito, que he pagado 81 euros para viajar cómodamente, no deseando que les fundiera un rayo o que se los tragara la taza del váter...
Tanto gilipollas y tan pocas balas...
domingo, 23 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Totalmente de acuerdo.
Publicar un comentario